Sistema nervioso y atención en el deporte infantil: por qué no es un problema de concentración
Muchos padres piensan que su hijo “se despista”, “no se concentra” o “no presta atención” en los partidos. El sistema nervioso y la atención en el deporte infantil están directamente relacionados, y no dependen solo del esfuerzo del niño.
La atención es una función del sistema nervioso.
Si el sistema nervioso está tranquilo → la atención fluye.
Si está saturado, acelerado o bloqueado → la atención se cae.
En esta guía te explicamos cómo funciona realmente la atención en el deporte base, por qué algunos niños rinden peor bajo presión y qué puedes hacer desde casa para ayudarle a regularse.
¿Qué tiene que ver el sistema nervioso y la atención con el rendimiento deportivo infantil?
Absolutamente todo.
El sistema nervioso es el “centro de control” que regula:
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La activación física
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La energía mental
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La gestión emocional
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La rapidez de reacción
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La atención y la toma de decisiones
Cuando un niño entra a un partido, su sistema nervioso se ajusta automáticamente para responder a la situación: ruido, rivales, mirada del entrenador, expectativas, presión…
Si ese ajuste es demasiado alto o demasiado bajo, aparecen:
❌ despistes
❌ mala toma de decisiones
❌ bloqueos
❌ impulsividad
❌ actitud pasiva
❌ rigidez ante el error
La clave no es “concentrarse más”.
La clave es regular mejor el sistema nervioso.
Atención = Energía + Regulación + Motivación
En UNIQ trabajamos mucho esta idea con los niños:
la atención no depende del esfuerzo, depende del estado.
Un niño atiende mejor cuando:
1. Su sistema nervioso está regulado
Ni demasiado activado (nervios, ansiedad, euforia),
ni demasiado bajo (cansancio, desmotivación, apatía).
2. Percibe sentido en lo que está haciendo
Si siente que importa para él → el foco se afina.
Si cree que importa para otros → el foco se fragmenta.
3. Tiene claridad emocional
Cuando un niño sabe lo que siente, su atención no se queda atrapada en sus sensaciones.
¿Por qué tu hijo se desconecta en los partidos?
1. Exceso de estímulos
Gritos, ruido, velocidad de juego, miradas…
El sistema nervioso entra en “modo supervivencia” y la atención se vuelve reactiva, no estratégica.
2. Presión (externa o interna)
La presión activa el cerebro para proteger, no para crear.
Por eso aparece la autoconciencia excesiva:
“¿lo estoy haciendo bien?”,
“¿fallaré?”,
“¿me regañarán?”.
3. Falta de descanso o sobreestimulación digital
Si el niño llega “agotado de pantallas”, su sistema nervioso arranca acelerado.
La atención no se sostiene en un terreno inestable.
4. Expectativas poco realistas
Cuando el niño siente que “tiene que demostrar”, la atención se va al miedo, no al juego.
Micropsicología aplicada: rutinas que fortalecen el sistema nervioso y mejoran la atención
Estas son acciones pequeñas que los padres pueden integrar fácilmente.
No requieren tiempo. Solo coherencia.
1. Activación consciente antes de ir al entrenamiento (1 minuto)
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Tres respiraciones lentas
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Pregunta: “¿Cómo está tu cuerpo ahora mismo?”
Esto ayuda al niño a notar su estado y ajustar su energía.
2. Reducción de pantallas antes del partido
Idealmente 2 horas antes, pero 30 minutos ya aportan beneficios.
Más calma = más foco.
3. Ritual de llegada al campo
Algo sencillo que repita siempre, por ejemplo:
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cerrar un momento los ojos,
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tocar el césped,
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o decir una frase propia: “hoy juego con valentía”.
Los rituales regulan y organizan la atención.
4. Microdescargas emocionales
Si notas que llega nervioso, pregúntale:
“¿Hay algo que te preocupe del partido?”
Y escucha sin explicar.
Al verbalizar → baja la activación emocional → mejora la atención.
5. Limpieza de mensajes
Evitar frases que suben demasiado la activación:
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“Hoy es importante que estés concentrado.”
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“No te despistes.”
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“Tienes que estar atento.”
Sustituir por:
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“Confía en ti.”
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“Juega desde lo que sabes.”
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“Haz tu juego.”
Mensajes neutros regulan el sistema nervioso y estabilizan la atención.