AQUELLOS LOCOS BAJITOS...

AQUELLOS LOCOS BAJITOS

AQUELLOS LOCOS BAJITOS

…que jugaban en la calle hasta hacerse de noche, que eran felices detrás del balón, que decidían el resultado de toda la tarde en la última jugada y no importaba más que para la revancha del día siguiente… ¿Dónde están esos locos bajitos?

Les apuntamos a hacer lo que más les gusta y con el paso de los años se va perdiendo la motivación, aumenta la frustración, los resultados no llegan y “ya no disfruto como antes”. Y podemos seguir echando las pelotas fuera del campo o podemos asumir nuestra parte de responsabilidad.

Cada entrenamiento ofrece un espacio en el que el jugador aprende. El tipo de proceso de aprendizaje que tanto el entrenador como el proyecto del club llevan a cabo provoca unos aprendizajes u otros. Sí, vienen a jugar y a pasárselo bien. Pero también vienen a aprender.

Debido a la aceleración de la necesidad de ganar y la importancia de los resultados, debido a las creencias del entrenador y a su experiencia previa como jugador, debido a sus referencias, que seguramente sean como las nuestras: el futbol de la tele, el futbol de grandes, con acciones técnicas, tácticas y modelos de juego que no tienen nada que ver con las etapas iniciales. Debido a todo lo anterior y sobretodo a la falta de presencia de la parte psicopedagógica en el proceso de entrenamiento y en las formaciones a entrenadores, lo que acabamos haciendo es perjudicar al jugador a nivel psicológico.

En primer lugar, porque generalmente se trabajan acciones técnicas muy concretas centradas en el resultado y en un contexto determinado. Al ser tan limitado, la conexión neuronal que se establece no se relaciona con otras áreas del cerebro y eso hace que la acción en cuestión no sea un aprendizaje significativo.

Y, en segundo lugar, porque la mayor parte de las intervenciones del entrenador están orientadas únicamente al movimiento que hay que hacer y a corregirlo o reforzarlo (en el mejor de los casos, de manera educada). Dichas intervenciones se centran en la acción técnica en lugar de poner foco en las capacidades del jugador para entender qué pasa en el juego y qué le pasa a él mismo a nivel interno: qué le genera ese error y cómo afrontarlo.

Entonces, ¿Qué necesitan?
Los jugadores necesitan espacios de entrenamiento donde predomine el juego libre pero organizado y planificado. A través de este juego libre se van dando situaciones en las que la técnica se desarrolla de manera significativa según las necesidades del jugador, su edad y su desarrollo corporal. Pero lo anterior no es suficiente sin un acompañamiento a nivel atencional y emocional. De esta manera los jugadores crecen con unas bases que les permiten afrontar situaciones de competición, detectar los estímulos relevantes del juego a nivel táctico y saber orientar la atención cuando aparezcan estímulos que desordenen o desenfoquen al jugador.

En UNIQ ofrecemos esos espacios en nuestras Tecnificaciones Psicológicas, dirigidas a jugadores y jugadoras de entre 7 y 12 años donde se trabajan las habilidades técnicas dando un papel protagonista a la motivación, la atención, la confianza y el propio proceso de aprendizaje; y en las Sesiones Individuales, dirigidas a jugadores en edades entre 12 y 19 años donde se desarrolla la comprensión del juego a través del autoconocimiento técnico-táctico y psicológico del individuo.

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