¡GRACIAS, ÁLVARO!

¡GRACIAS, ÁLVARO!

¡GRACIAS, ÁLVARO!

Qué largos se hacen los veranos sin fútbol y qué rápido pasan cuando las Eurocopas y los Mundiales nos acompañan. Hace pocos días acabó una Eurocopa sin grandes sorpresas tácticas por lo que respecta a los colectivos, pero con reflexiones interesantes a nivel individual. 

Álvaro, no sé si me llegarás a leer, pero me gustaría agradecerte el ejemplo que nos dejas a todos los que gestionamos, entrenamos, lideramos, acompañamos, guiamos o simplemente observamos a jugadores, sean de la edad que sean y practiquen el deporte que practiquen. 

Y no, no hablo de esa maravillosa recepción en el minuto 80 entre líneas y el posterior giro atacando a Bonucci y Chiellini permitiendo prolongar la esperanza con ese 1-1. Te agradezco lo invisible, aquello que solo tú has vivido y que nos dejas como legado de esta fantástica Eurocopa 21.

Este maravilloso deporte tiene lo mismo de apasionante que de peligroso. El balón en este país moviliza a miles y miles de personas (niños, madres, padres, entrenadores, directivos, árbitros, agentes preparadores, etc.) expuestos a una influencia mediática «resultadista» y con multitud de altavoces, exponiéndonos a un sinfín de inputs descalificativos sobre errores, decisiones, o simplemente porque sí.

Calando peligrosamente en el inconsciente de niños, madres, padres y entrenadores que se exponen a los mismos errores, fin de semana tras fin de semana, partido tras partido, entreno tras entreno. Esta forma tan particular de envolver un partido de fútbol está desarrollando multitud de problemas emocionales, colaborando en tasas cada vez más bajas de tolerancia al error, influyendo en niveles muy bajos de autoestima y provocando un feedback persona alarmantemente destructivo. 

Morata falla un penalti –> «Morata es malo»

Yo fallo un penalti –> Yo soy malo

 

Tú en cambio nos has regalado tu trabajo personal. Nos has enseñado que los errores son naturales y que se afrontan con un dominio del foco atencional. Nos has mostrado que el gol depende de muchos elementos que se escapan de tu control, pero que el esfuerzo en las presiones dependen exclusivamente de ti. Hemos visto que sentir presión es algo natural si se afronta desde tu propio juego, que tanto tiempo llevas entrenando. Hemos visto que tus compañeros son aliados y no enemigos. Hemos visto que las decisiones del entrenador se respetan y que se puede vivir el partido y sumar desde el banquillo.

Morata falla un penalti –> «Morata sigue adelante»

Yo fallo un penalti –> Yo sigo adelante

Pero en especial, Álvaro, agradecerte todo lo que nos dejaste en ese último golpeo desde el punto de penalti. Gracias por pedirla, gracias por plantar el balón y gracias por golpearlo. 

Ojalá pueda llegar a tus manos, pero sobre todo ojalá pueda llegar a las manos de todos esos padres y madres que se sientan a ver el fútbol al lado de sus hijxs cada fin de semana, sabiendo que la forma en la que ellos sigan el fútbol será la forma en la que sus hijos vivan el fútbol

Hasta el próximo penalti, Álvaro.

PD: Un fiel admirador de Gerard Moreno.

Qué largos se hacen los veranos sin fútbol y qué rápido pasan cuando las Eurocopas y los Mundiales nos acompañan. Hace pocos días acabó una Eurocopa sin grandes sorpresas tácticas por lo que respecta a los colectivos, pero con reflexiones interesantes a nivel individual. 

Álvaro, no sé si me llegarás a leer, pero me gustaría agradecerte el ejemplo que nos dejas a todos los que gestionamos, entrenamos, lideramos, acompañamos, guiamos o simplemente observamos a jugadores, sean de la edad que sean y practiquen el deporte que practiquen. 

Y no, no hablo de esa maravillosa recepción en el minuto 80 entre líneas y el posterior giro atacando a Bonucci y Chiellini permitiendo prolongar la esperanza con ese 1-1. Te agradezco lo invisible, aquello que solo tú has vivido y que nos dejas como legado de esta fantástica Eurocopa 21.

Este maravilloso deporte tiene lo mismo de apasionante que de peligroso. El balón en este país moviliza a miles y miles de personas (niños, madres, padres, entrenadores, directivos, árbitros, agentes preparadores, etc.) expuestos a una influencia mediática «resultadista» y con multitud de altavoces, exponiéndonos a un sinfín de inputs descalificativos sobre errores, decisiones, o simplemente porque sí.

Calando peligrosamente en el inconsciente de niños, madres, padres y entrenadores que se exponen a los mismos errores, fin de semana tras fin de semana, partido tras partido, entreno tras entreno. Esta forma tan particular de envolver un partido de fútbol está desarrollando multitud de problemas emocionales, colaborando en tasas cada vez más bajas de tolerancia al error, influyendo en niveles muy bajos de autoestima y provocando un feedback persona alarmantemente destructivo. 

Morata falla un penalti –> «Morata es malo»

Yo fallo un penalti –> Yo soy malo

 

Tú en cambio nos has regalado tu trabajo personal. Nos has enseñado que los errores son naturales y que se afrontan con un dominio del foco atencional. Nos has mostrado que el gol depende de muchos elementos que se escapan de tu control, pero que el esfuerzo en las presiones dependen exclusivamente de ti. Hemos visto que sentir presión es algo natural si se afronta desde tu propio juego, que tanto tiempo llevas entrenando. Hemos visto que tus compañeros son aliados y no enemigos. Hemos visto que las decisiones del entrenador se respetan y que se puede vivir el partido y sumar desde el banquillo.

Morata falla un penalti –> «Morata sigue adelante»

Yo fallo un penalti –> Yo sigo adelante

Pero en especial, Álvaro, agradecerte todo lo que nos dejaste en ese último golpeo desde el punto de penalti. Gracias por pedirla, gracias por plantar el balón y gracias por golpearlo. 

Ojalá pueda llegar a tus manos, pero sobre todo ojalá pueda llegar a las manos de todos esos padres y madres que se sientan a ver el fútbol al lado de sus hijxs cada fin de semana, sabiendo que la forma en la que ellos sigan el fútbol será la forma en la que sus hijos vivan el fútbol

Hasta el próximo penalti, Álvaro.

PD: Un fiel admirador de Gerard Moreno.

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